Viví 6 años en Europa, 3 de ellos en Suiza, y fue una experiencia profesional que no olvidaré jamás.
Ya antes había vivido en dos países desarrollados de América del Norte : Canadá y EEUU. 4 años en Montreal, Canadá en mi adolescencia. Luego regresé a mi país, Ecuador.
Llegué a Suiza a los 25, con una invitación de una amiga y luego pude obtener el permiso de residencia. Nunca se me ocurrió tomar fotos y hacer de eso un viaje soñado, aunque todos pudieran pensar lo contrario.
Habiendo conocido la idiosincrasia en América del Norte, se me hizo muy difícil entender lo sentimentales, utópicos e idílicos que pueden ser los suizos, siendo a la vez en algunos rasgos muy parecidos a los blancos descendientes de irlandeses de América del Norte.
Es ahora que empiezo a entender por qué Suiza es tan diferente. Todo se debe a la neutralidad Suiza.
Durante la segunda guerra mundial Europa fue destruida y muy poco quedó en pie. Los EEUU y Canadá también fueron a luchar en esa guerra y en consecuencia también los tocó. Suiza en cambio no peleó en ella. Durante la guerra, Suiza, debido a su política ancestral de neutralidad, se mantuvo cuidando fuertemente sus fronteras, sin unirse o apoyar a ningún bando.
Luego de la guerra, Suiza no había sufrido casi nada de pérdidas materiales, ni humanas. El trauma de la guerra no se sintió tan fuerte. La personalidad del suizo permaneció intacta: ordenado, metódico, conservador, calmado, idílico.
Famosa es la serie de dibujos animados de Heidi, novela suiza de la cual ahora existe también una versión actuada actual. Tal cual se mantienen aún ciertas regiones de Suiza.
EEUU y Canadá en cambio conocieron la guerra de primera mano. La mordacidad del estadounidense y la ironía de los canadienses, sospecho que vinieron de esa experiencia. Y es peculiar pues habiendo vivido yo una vida con varios sobresaltos, pues me es más fácil relacionarme y sentir alguna afinidad con los ciudadanos de América del Norte en sus historias como países.
(continuará)
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