sábado, 22 de octubre de 2022

Comunicación verbal: el poder de las palabras en la educación


¿Cómo dirigirse a un adolescente de edad colegial?

Una reflexión que he estado madurando desde que entré a dar clases en un colegio público de mi provincia, Manabí (Ecuador), hace seis meses es esta: no llamar nunca a ningún estudiante de colegio "señor (apellido)...". 

Así nos llamaban a mi generación en el colegio y era terriblemente seco, elitista y sin verdadero sustento. Cuando empecé a trabajar me planteé esta y otras cuestiones, y decidí que no lo haría. Pensé que sería preferible llamarlos por "joven/jovencita...". Lo he estado haciendo desde entonces y siento que está bien. No es muy acostumbrado, pero tampoco muy raro (a veces les causa algo de risa a los chicos). 

Pero, ¿por qué lo hago? 

Creo que vale hacer recalcar con esa palabra el espacio justo que un adolescente debe ocupar, ni más ni menos. No se hace mayor o más responsable a un chico solo por decirle "señor" o "señorita". Un señor, para mí, es alguien que tiene un dominio de algo. Por eso en esa misma reflexión llegué a pensar que solo a un estudiante graduado (Bachiller) podría yo llamar "señor/señorita". Creo que es algo que deben ganarse, algo que deben aspirar, no algo impuesto. Creo que las palabras tienen jerarquía, peso e importancia y usarlas bien tiene efectos positivos.