domingo, 17 de mayo de 2020

La prensa y su objetividad

En una conversación en redes con mi buen amigo Nacho, llegué a algo que aclaró mi perspectiva de la comunicación mediática. La industria mediática, en especial la prensa, tiene intereses en varios campos y estos no son fáciles de desentrañar pues están escondidos en la consciencia de cada uno de sus actores, detrás de apariencias, marcas de periódicos, estrategias de marketing y de poder, etc. Así que para analizarlo de manera más clara traté de verlo desde un punto en el tiempo donde ser comunicador era mucho menos complejo y menos oscuro: la era medieval.

De forma simplista y con símiles medievales, "la prensa", o en conjunto los medios, son voceadores de la calle, y heraldos (también llamados pregoneros o mensajeros) de príncipes y reyes. Ellos traían un mensaje de algo o alguien. Igual como lo hacía Hermes en la mitología griega. 

Pero analicemos el compromiso de estos voceros y heraldos para ver a quienes de verdad podrían ser leales: 

El voceador, era un personaje que recorría las calles trayendo y llevando noticias de un pueblo a otro,  no era leal a nadie, por eso es el más pobre y desesperado por dinero de los dos tipos; en esto se compararía con un periódico amarillista o populista, una revista de vanidades o farándula, entre otros.

El heraldo en cambio era leal a un rey o un príncipe, sus comunicaciones tienen carácter oficial y hacia el público. Por eso hay que mirar bien su discurso. En esto otro tipo se puede comparar a canales de televisión públicos, periódicos o medios digitales que aceptan fuerte publicidad política, pero también de cualquier publicación de un gremio, corporación o profesión.

En la era actual estos dos tipos se hayan combinados en la prensa actual, y es por eso que es tan complicado de dilucidar para quién juega la prensa, y quién saca provecho. Juega para muchos lados: juega para el pueblo (como el vocero), y juega para el rey (o sea para el poder, sea económico, político u otro, aunque digan que no, y en esta "máscara" de esconder este papel hay mucho engaño hacia la opinión pública). Y no olvidemos que también tiene que jugar para sí mismo: las empresas mediáticas tienen sus propios intereses, muchas empresas privadas vinculadas, incluyendo bancos y otros. 

¿Genera esto un conflicto de intereses? Pues evidentemente. El problema de la ética profesional del, o de la que trabaja en la prensa es grande, y por eso es que hay que hacer siempre estos análisis desde otras perspectivas. Solo así podemos entender el papel que le toca a la prensa y cada uno de sus actores. También se puede así divisar mejor una línea entre lo ético y lo reprochable, que como ya vimos están muchas veces entremezclados. Juzga tú mism@.


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